Leyendas

CULTURA Y TRADICIÓN DE SANTIAGO DEL ESTERO

 

LEYENDAS

Una leyenda es una narración de hechos naturales, sobrenaturales o una mezcla de ambos que se transmite de generación en generación en forma oral o escrita. Generalmente, el relato se sitúa de forma imprecisa entre el mito y el suceso verídico, lo que le confiere cierta singularidad.

Se ubica en un tiempo y lugar familiares a los miembros de una comunidad, lo que aporta cierta verosimilitud al relato. En las leyendas que presentan elementos sobrenaturales como milagros, presencia de criaturas etc. y estos sucesos se presentan como reales, forman parte de la visión del mundo propia o  de la comunidad en la que se origina la leyenda.

 

Un mito es un relato tradicional que se refiere a acontecimientos prodigiosos, protagonizados por seres sobrenaturales o extraordinarios, tales como dioses, semidioses, héroes, monstruos o personajes fantásticos, los cuales buscan dar una explicación a un hecho o un fenómeno.

 

EL KAKUY

KakuyEs un ave de rapiña, nocturna, denominada Kakuy por los quichuas, urutaú por los guaranies, la Vieja y Mae da Luna por los brasileños.
Cuenta la historia que dos hermanos vivían en el monte. La hermana era mala y el hermano era bueno. Él traía los frutos silvestres y regalos, pero ella le correspondía con desaires y maldades.
Un día él regresó del monte cansado y hambriento, y pidió a su hermana que le alcanzara un poco de hidromiel. La mala hermana trajo el fresco líquido, pero antes de dárselo lo derramó en su presencia. Lo mismo hizo al siguiente día con la comida.
El hermano decidió castigar su maldad. La invitó una tarde a recoger miel de un árbol que estaba en el monte. Fueron allí y el hermano logró que ella trepara a lo más alto de  la copa de un quebracho enorme (para algunos, mistol, para otros algarrobo).
Él, que subió por detrás, descendió desgajando el árbol de modo tal que su hermana no pudiera bajar.
El hombre se alejó. Allí quedó la mujer, en lo alto, llena de miedo. Cuando llegó la noche, su miedo se convirtió en terror. A medida que pasaban las horas, comenzó a ver horrorizada, que sus pies se transformaban en garras, sus manos en alas y su cuerpo todo se cubría de plumas. Desde entonces, un pájaro de vuelo aplumado, que solo sale de noche, estraga el silencio con su grito desgarrador Turay! Turay!: «Hermano!», «Hermano!»

EL SACHAYOJ

elsachayoj02Es el protector del monte y su fauna. Se cuenta que se presenta en forma de persona o animal. En este caso aparece como presa fácil para el cazador. Si éste comete la imprudencia de perseguirlo se perderá en el monte para siempre. Su nombre quichua está compuesto por Sacha (monte) y el morfema posesivo –yoj, significa que tiene campo, que es su dueño.

 

LA TELESITA

La TelesitaCuenta de una niña humilde y huérfana, llamada Telésfora, a quien todos conocían con el nombre de Telesita. Su presencia era familiar en todos los bailes. Porque allí donde había música y alegría, estaba la Telesita. Llegaba de improviso, sin que nadie la invitara. Y se entregaba a la danza alejada del ruedo de las comadres y bailaba, bailaba sin cesar y sin saber porque bailaba, como si su destino fuera bailar y bailar…
Un día la Telesita no apareció por los bailes, el viento la llamaba, los bombos la nombraban, pero ella no apareció. Había muerto quemada en el monte. Debajo de la flor del aire, quedó tendida cara al cielo, mientras los bombos sonaban y las vidalas rodaban dolor de siete caminos, camino de siete lunas.
Desde entonces, la superstición popular la hizo Santa y milagrera.

Este es un baile mágico, con un toque cabalístico ya que el promesante debe bailar siete chacareras y tomar él y su compañera después de cada vuelta, una copa de vino o licor; si llegara a sobrar los únicos que pueden beberla son los músicos.

Las «telesiadas» no tienen lugar ni fecha particular, están presentes todo el año. El promesante ofrece al baile, la música, el vino y las velas que se consumen en su honor.

Finalizando el baile se quema un muñeco de paja que la representa y que durante toda la fiesta está colgado en el alero del rancho, con una cortinita blanca detrás.

Aquí nuevamente están presentes los símbolos: el “blanco” de su pureza y virginidad, el “fuego” de su martirio y purificación y a la vez el elemento que la la hizo deidad en la creencia popular.  

 

LA SALAMANCA

“Por dos cosas fue grande Salamanca: por la universidad y la cueva (….) En una enseñaban los maestros y en la otra los demonios (…)»

Para rastrear las causas de la presencia de la salamanca en América, debemos remontarnos necesariamente al tiempo de la conquista española, que trajo también sus creencias y, entre ellas, la de la Salamanca. Esta se enraizó en nuestro suelo y a través del tiempo, fue incorporando elementos americanos hasta convertirse en un fenómeno mitológico que identifica a nuestra cultura popular santiagueña y puebla la imaginación de nuestra gente.
A este antro diabólico se lo sitúa generalmente, a lo largo de nuestro territorio, en los socavones que produce el agua en las orillas de los ríos, en las cuevas de las zonas serranas o en la espesura de los montes. El diablo es su figura central, rodeado de su corte satánicas, compuesta por brujas y animales fantásticos de horrible aspecto (como lampalaguas, sapos y arañas), imparte lecciones a los aprendices.
Estos últimos son quienes han decidido iniciarse en diferentes artes, como la doma, la danza, el manejo del cuchillo en la pelea, el enamoramiento de mujeres o, simplemente, los que buscan obtener riquezas mediante un pacto con el diablo. Las condiciones de este pacto varían, según las creencias, en los distintos lugares de nuestra provincia. En algunos casos, en la entrega o venta del alma al diablo, a cambio del aprendizaje: este es el grado máximo de compromiso. En otros, la ofrenda se limita a comidas, bienes, etc.
Además, los interesados en pactar deben superar una serie de pruebas y condiciones, como requisitos previos para su entrada a la Salamanca.
En primer lugar es necesario renunciar a la religión católica escupiendo un crucifijo, que siempre se encuentra colgado boca abajo en la entrada de la cueva, en otros casos, suele estar la imagen de una Virgen.
Cumplido este paso, el iniciado penetra en el lugar y es recibido por animales de aspecto fantasmagórico. Desprovisto de ropa, debe sentarse sobre una enorme lampalagua que, enroscada, oficia de asiento, mientras otras alimañas (arañas de gran tamaño y serpientes) recorren su cuerpo.
Debe soportar todo esto hasta llegar a la presencia del diablo quien, rodeado de brujas de horrible aspecto, baila al son de guitarras y bombos: así comienzan las primeras lecciones.
El aprendiz no debe develar el secreto o enloquecerá irremediablemente.
Se cree que las brujas aprendices se reúnen en días fijos cada semana. Y es tan fuerte esta creencia que los pobladores de algunas zonas no hablan con nadie  en esos días sobre el tema, pues la brujas andan sueltas, escuchan todo y pueden desatar terribles males sobre los osados.
Su presencia se delata, porque dejan escuchar una música muy dulce, embriagadora, ejecutada con guitarras, bombos, bandoneón y violines, que puebla en la noche la soledad de los desiertos.
Sin embargo, no en todos los lugares la Salamanca es la encarnación absoluta del mal. Existen zonas en nuestra provincia en las que el hecho de haber transitado por estas cuevas otorga cierto prestigio, a diferencia de otras en las que ser salamanquero es un estigma social.
En las siestas nubladas y de fina llovizna o en las noches oscuras, los sones de una música muy dulce da vuelo y razón a la imaginación de nuestro pueblo.

 

EL TORO SUPAY

El mal y su personificación suprema, el Diablo, también son protagonistas de muchas historias y supersticiones populares.
El diablo santiagueño es Súpay, que puede adoptar muchas formas o aspectos: desde el Duende Sombrerudo de las siestas infantiles, al joven bello y rico de las jóvenes casaderas, pasando por el famoso “huaira muñoj”, turbulento remolino del Malo.
Su hábitat natural es el monte, y allí se encuentra su mas pavorosa corporización: el Toro Súpay. Así como los europeos visualizaron al diablo como un macho cabrio, la imaginación santiagueña lo ve como un toro negro, de grandes fauces salvajes, gruesos dientes y ojos que estallan en mil chispas de fuego. La mayoría de la gente de nuestra campaña no lo ha visto, pero en la quietud de la noche sin luna, dicen haber oído el resonar vibrante de sus pezuñas y el bufido tenebroso de sus fauces sedientas de sangre. Porque el Toro Súpay es bravo, feroz y maligno.
Guay del paisano desprevenido que quiera hacerle frente! Mucho mas cuerdo es quedarse en casa. Allí, en el altar domestico, generoso en santos, vírgenes y mártires, encontrara el seguro refugio de la cruz. Ingenuo, pero seguro exorcismo contra cualquier mal.

Es creencia popular que el Toro Súpay anda cuando a pactado con algún campesino del lugar. El desdichado, llevado por la avaricia, accede a darle su alma y su cuerpo, a cambio de nutrida hacienda y pródigas cosechas. Este secreto a voces se evidencia a la muerte del avaro:  no solo desaparece su cuerpo de la sepultura, sino también toda la hacienda mal habida.
Las abuelas de las niñas casaderas nunca dejan de recordarle los males que Súpay les puede acarrear: les cuentan que hace mucho tiempo, un joven y enamorado matrimonio vivia en el monte. Era tan tierna y dulce la esposa como trabajador y afectuoso su hombre. Un día al ver Súpay la belleza de la mujer, la deseo para si. Entonces, transformado en un hermoso mancebo tocado de rica vestimenta, costoso apero y bello caballo negro llegó hasta ella.
La donosa al ver tan hermosa aparición quedo prendada de su belleza, aunque cierta chispa maligna que traía en sus ojos, le hizo presagiar algo malo. Súpay le dio una cita: esa misma noche una ave nocturna la guiaría hacia él. La pobre mujer, embelesada ante la perspectiva de estar entre sus brazos, acudió presta. Antes de partir Súpay le dijo que irían a un lugar donde solo hallarían placer, pero que antes debía dejar sus bello ojos en una ollita mágica. No debía preocuparse (le dijo), al volver los hallaría mas negros y brillantes. Y así, con la cuenca de los ojos totalmente vacía, ella lo siguió.
A la mitad de la noche el marido despertó y al no encontrar a su compañera salió a buscarla al monte, temiendo lo peor. Andando, andando encontró la ollita mágica, y en ella los ojos que tanto amaba. Seguro ya de que la habían muerto fue hasta su casa, para esperar el día y salir en busca del malhechor.
Antes del amanecer regreso Súpay con la mujer, pero al no encontrar los ojos de la bella, huyo cobardemente. La muchacha, ciega como estaba, anduvo a tientas por el monte hasta que los primeros rayos del sol le dieron muerte. Unos obrajeros que iban a trabajar encontraron su cuerpo.
El marido triste y dolorido, no tuvo paz sino hasta su muerte, pues al llegar el día y mirar los ojos de quien tanto amaba pudo ver el frenesí de locura y placer a que se había prestado quien fuera dueña de su alma.
Nadie se salva de Súpay, ni siquiera los niños. A los changuitos que no duermen la siesta y prefieren salir a “hondiar” o cazar pajaritos, el Duende los espanta y les pega con su mano de plomo. Algunos lo llaman Ckaparilo (en quichua, gritón) , pues imita perfectamente a todos los animales silvestres, aunque no se lo pueda ver.
El duende o Petiso suele ser muy “chinitero”. Le gusta merodear a las jóvenes, obsequiándoles dulces a cambio de sus favores.
Súpay y sus adeptos viven en la Salamanca.

 

EL ALMAMULA

Esta es una superstición muy arraigada, no solo en el campo sino en la misma ciudad capital de Santiago del Estero.
Dice que el almamula es una mujer que vive en pecado: una mujer que tiene como amante a su padre, o a su hermano o a su hijo, es decir alguien de su propia sangre. Una mujer que se revela abiertamente ante la ley de Dios, pues no siente vergüenza ni pudor alguno de sus amores ilícitos.
Ante tamaña herejía el Señor la condena en vida a que vague por las noches, convertida en mula, buscando quien la redima. Porque aun siendo almamula puede salvarse, si encuentra un hombre corajudo que le haga frente y le corte un pedazo de oreja, o le haga cualquier incisión de la que brote sangre. La sangre del almamula y la voluntad de no reincidir en el pecado, pueden salvar a la mujer y a su alma.
El ciclo de vida del almamula tiene dos etapas: si el pecado es reciente, puede salvarse. Pero si ya paso mucho tiempo y nadie la hirió, lamentablemente se pierde.
Es creencia popular que el almamula sale los martes y jueves, especialmente cuando hay viento sur o cambio de tiempo y siempre después de las doce de la noche. En su primer etapa es como un burrito pequeño, que a veces suele venir alado “en punta del viento”. El almamula grita, y este grito eriza la piel y pone miedo en el alma de quien la escucha, pues su grito resume la desesperación y la locura. Quien desea salvarla debe preparar un cuchillo y esperarla (cuchillo porque es de acero, y además tiene cruz entre el cabo y la hoja).
Dicen que ella sabe cuando alguien la espera para herirla, y grita aun mas fuerte para atemorizar a su salvador, y a la vez poner a prueba su valentía. Si el hombre (siempre ha de ser un hombre, porque el hombre “tiene cruz”) no muestra signos de miedo y se le acerca resuelto, ella baja la cabecita y se queda quieta para que la corten: es como un ritual, se necesita que derrame sangre para lograr su purificación, su absolución.
En cambio el almamula vieja (también llamada condenada) es mala, agresiva y goza haciendo daño. Una característica que la distingue de la anterior es que hecha fuego por la boca, y que de ella penden gruesas cadenas que va arrastrando. Además su parte trasera es hueca. Dicen en el campo que su instinto animal se manifiesta ante las majadas: ataca a los indefensos corderos y los mata, comiéndoles únicamente la vísceras. Al almamula condenada no se la puede redimir. Si alguien la hiere, aunque sea levemente, la mujer enferma y muere, sin que la ciencia pueda hacer nada para salvarla.
Como vemos, esta aparición tiene mucho de mágico, de simbólico, de mítico. Mágico por los cabalísticos días en que aparece y por la cruz del cuchillo de su salvador, simbólico por sus alas (alma), porque al no tener parte trasera no tiene órganos sexuales, autores de su concupiscencia, y mítico porque tiene cabeza (conciencia) y llora y grita (sentimientos), pero al mismo tiempo hecha fuego por las fauces (símbolo de la sexualidad) como la madre dragón que devora hasta sus propios hijos.

 

EL LINYERITA

000_4095En un barrio de santiago hay una cruz milagrosa las chinitas y los changos le llevan rosas, prenden velas día y noche en la cruz del linyerita.
Cuenta que una noche oscura y en un boliche cercano estaban unos paisanos truqueando muy divertidos, de pronto entró un mal vestido o andrajoso era un barbudo linyera. Con su amable sonrisa a todos saludo y al bolichero pidió para poder matar su hambre le vendiera queso, fiambre, pan y un litro de vino. De un pañuelo sucio desató un billete grande, le cobro el bolichero dando el vuelto al linyerita. Agarrando sus cositas rumbo a Huayco Hondo caminó, cuando a las vías llegó lo alcanzaron dos matreros le quitaron su dinero, y allí tendido quedo en un gran charco de sangre. Lo hallaron de madrugada con dos profundas puñaladas. Cortaron su triste vida, y la gente conmovida viendo muerto al linyerita llevan flores y velitas para esa alma desconocida, ¿Quien era el linyerita? Nunca se pudo saber pero el siempre una velita encendida a de tener.

Todos los vecinos del Huaico Hondo, del Jorge Newberry y del Borges conocen la leyenda del mítico personaje “El Linyerita”. No debe haber ningún abuelo o abuela norteña que no se haya persignado al pasar por su santuario, ubicado frente del Club Comercio, a metros de avenida Belgrano.

Aunque la infraestructura de la zona se modificó, con un puente aéreo y la construcción de dos torres de edificios, el santuario que antes estaba inmiscuido entre las vías del tren, hoy quedó visible y será acompañado por una escultura hecha de algarrobo blanco, de 2,70 metros que será entronizada este jueves, ya que este lugar se convertirá en un espacio verde, de paseo.

Según el escultor Juan Carlos Bejarano, “la escultura se trabajó con máquina en principio, con un corte geométrico, tiene trabajo de gubias, escofinado y pulido a mano. Para darle un aspecto de ropa rustica, tiene un trabajo de textura”.

Al no haber imágenes que representen a este mítico personaje, el artista contó que para su realización se basó en los cuentos y las canciones que lo describen, y de esa manera le dio forma al Linyerita.

Como dice la canción de Carlos Infante, “en un barrio de Santiago, hay una cruz milagrosa, las chinitas y los changos le llevan fragantes rosas, prenden velas día y noche, en la cruz del linyerita rezos, plegarias, promesas, brindan al alma bendita…
…cuentan que una noche oscura y en un boliche cercano, estaban unos paisanos truqueando muy divertidos, de pronto entró un mal vestido y andrajoso como quiera, era un barbudo linyera, quién sabe de ande ha venido.

Y de un pañuelo cochino desató un billete grande. Le cobró el bolichero, dando el vuelto al linyerita y agarrando sus cositas, rumbo a Huaico Hondo marchó.

 

Y cuando a las vías llegó lo alcanzaron dos matreros, le quitaron su dinero y allí tendido quedó.

En un gran charco de sangre lo hallaron de madrugada, dos profundas puñaladas cortaron su triste vida y la gente conmovida viendo muerto al linyerita llevan flores y velitas para esa alma desconocida.

 

EL CRESPÍN

Cuentan que un día, estando el marido sumamente enfermo, doña Crespina salió en busca del remedio. En el pueblo, luego de comprarlo y mientras volvía al rancho, unos parientes la invitaron a una fiesta. Para evitar hacer un desprecio, ella accedió, pero con la intención de quedarse poco tiempo. Entusiasmada en el alboroto del jolgorio, olvido la noción de las horas. Alguien le aviso que su marido estaba muy grave, y ella pidió le hicieran llegar el remedio que tenia consigo. Excitada por el barullo y la música continuo danzando. Mientras lo hacia llego otro mensajero y le dijo que su marido se estaba muriendo y la llamaba a su lado. Pero indiferente a la urgencia del momento, ella continuo divirtiéndose, suponiendo que llegaría a tiempo.
Hasta que llego alguien, vestido de luto, para darle el pésame pues su marido ya había muerto e invitarla a regresar a su casa:

-Hay tiempo para llorar – había dicho doña Crespina, y siguió bailando.

La inapelable sentencia divina la condenó por ello a que eternamente llorara el nombre de su esposo, convirtiéndola en un pájaro nocturno. Por eso, todas las noches, un gemido quejumbroso expía esa culpa llamando a su hombre: Crespín! Crespín!

 

OTRAS LEYENDAS

EL PAMPAYOJ

Es una variante del Sacháyoj, pero con más poderes que éste. Su nombre quichua está compuesto de Pampa, campo abierto, zona rural y el posesivo –yoj que tiene campo que es su dueño. Se presenta en distintas formas y puede tener trato con una persona a la que protegerá en vida como el Toro Súpay y también como ésta a su muerte le llevará el alma y las riquezas que le dio.

EL CKAPARILO

Es una variante del Sacháyoj. Su nombre quichua está compuesto de ckapáriti (gritar) y el morfema adjetivante de aumentativo quichuizado –lo, significa: que tiene mucho, que es gritón. Es protector de la selva y las colmenas, remeda el grito de las aves y de los meleros e imita sus golpes de hacha calando los árboles para extraer su miel. Si el melero comete la imprudencia de seguirlo en la dirección de su grito se perderá en el monte para siempre. Al Ckaparilo nadie lo ve, se lo oye únicamente.

EL TANICU

El Tanicu, propio de la zona sur mesopotámica, en la costa del Río Dulce (Salavina, Barrancas, Villa Atamisqui). Tanicu es el «dios de la carestía». Andrajoso, descuidado, flaco, es la reunión semiótica de la miseria. No se lo ve claramente, merodea el vecindario, se lo siente, se lo escucha. En el mes de Octubre, cuando aún no hay nada recogido de las siembras de Agosto y Septiembre, y cuando las últimas provisiones se han acabado o están llegando a su fin, se celebra al Tanicu el primer Domingo de Octubre. La fiesta del Tanicu no es propiamente para él, sino para que él no venga. A la casa en la que él nota que hay fiesta y mucha comida, no se arrima. En caso contrario, él llega y «se apodera de la casa». Las consecuencias serán nefastas: un año de necesidades y de grandes dificultades de todo tipo. Es decir, que la fiesta ritual es un conjuro de la miseria. Opuesto a los rituales de los «primeros frutos», en que se celebra la llegada de la abundancia y los dioses que la hacen posible. Los vecinos se visitan, con gran griterío de fiesta, comen y beben en abundancia a lo largo de todo el día. Vienen parientes de las ciudades más grandes, en muchos casos, 

migrantes, originarios de esta zona. Desde el amanecer hasta entrada la noche, una olla hierve permanentemente sobre el fogón con alcucu, con hueso, o con pura agua, lo que importa es la apariencia de abundancia. Se calienta también el horno de barro y se van echando tortillas (pan de harina de trigo con grasa), chipacos (igual que el anterior, pero con chicharrones, es decir, frituras de grasa), empanadas, cabritos, lechones, corderos, todo el día debe haber algo cocinándose.

La mesa está llena de comida, circula mucha bebida, la familia come, los vecinos comen, los visitantes ocasionales son insistentemente invitados a comer. En los últimos años, esta celebración supone un gran esfuerzo para las familias, y en muchos casos no pueden realizarla, entregándose a un año de infortunios. La reunión de vecinos para celebrar conjuntamente ha compensado en gran medida las carencias individuales.

En los caminos cercanos los hombres andan con una escopeta o un rifle de aire comprimido al hombro,ya que buscan cazar algp para ofrecerle al Tanicu. Si no, el año será una desgracia.

LA UMITA

Es una deidad del monte, nocturna, que a la vera de los caminos rueda en forma de una cabeza de larga y abundante cabellera. Se comenta, que casi nunca se la ve, pero se oyen sus quejidos de acento humano. Nadie le teme pues se sabe que a los viajeros los protege de los malos espíritus. Se cree que es originariamente americana. Su nombre quichua está compuesto de: uma (cabeza) y el diminutivo castellano –ita, por lo cual significaría cabecita.

LA MAYU MAMAN

Sirena de nuestros ríos, cuyo nombre quichua está compuesto de: mayu (río), mama (madre), -n (posesivo: su, de él o ella), lo que se interpreta como, la madre del río. Aparece en forma de una hermosa mujer rubia que peina su cabellera con un peine de oro. Llama a los hombres y si éstos se le acercan los abraza y se hunde con ellos en el agua. Se cree que fue introducida por la conquista española.

EL SACHAP MAMAN

Deidad temida, su aparición en el monte, especialmente de noche, produce terror. Se presenta en distintas formas, tanto humanas como de animal. Su nombre quichua está compuesto de: sacha (monte), -p (posesivo de ella), mama (madre), -n (su, de ella), significa: madre del monte.

EL NINA QUIRU

Cuentan que emite una luz potente que enceguece por lo que nadie puede observarlo, aunque no es peligroso. Se lo supone en forma de ave o de insecto. Su nombre quichua está compuesto de: nina (fuego) y quiru (diente), significa: diente de fuego.

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